miércoles, 3 de octubre de 2007

3/10/2007

Montilla reconoce el papel de los editores en Fráncfort

  1. Los Príncipes inauguran en Barcelona la feria internacional del libro
  2. El gremio reclama al Gobierno que suprima el intercambio de libros escolares
 Los príncipes de Asturias conversan durante el acto de inauguración de Líber, ayer en Barcelona. Foto:  EFE / GUIDO MANUILO
Los príncipes de Asturias conversan durante el acto de inauguración de Líber, ayer en Barcelona. Foto: EFE / GUIDO MANUILO
ERNEST ALÓS
BARCELONA
La feria del libro que inauguraron ayer los Príncipes de Asturias era Liber, el certamen hispanoamericano que acogen alternativamente Barcelona y Madrid. Pero la que estaba en mente de muchos era de Fráncfort. El presidente de la Generalitat de Catalunya, José Montilla, además de proclamar el aprecio y respeto de Catalunya por la Corona --con aplausos en la sala--, lanzó ayer un mensaje de concordia a los editores catalanes cuando solo falta una semana para la inauguración de la Feria del Libro de Fráncfort, con Catalunya como cultura invitada. Según Montilla, Fráncfort será "un escaparate del que la cultura catalana no ha dispuesto nunca", y aseguró que sin la "presencia continuada y trabajo de los editores catalanes no hubiese sido posible esta designación".
En su discurso, el príncipe Felipe destacó la "pujante actividad" de una industria editorial española "fuerte y culturalmente plural", que incluye todas las "lenguas que enriquecen el variado patrimonio cultural" del país.
La intervención de Montilla fue bienvenida por el presidente del Gremi d'Editors de Catalunya, Antoni Comas. Sin embargo, parece que llegan tarde. Según Comas, las "buenas palabras" no casan con la actitud con que, en su opinión, se planteado la presencia de Catalunya en la feria, dando prioridad a la difusión de la lengua catalana frente a la promoción del sector editorial.

QUEJAS DE LOS EDITORES
La apertura de Liber, con Perú como país invitado y presencia de 700 editoriales de España y América Latina, sirvió para que el presidente de la Federación de Gremios de Editores de España, Jordi Úbeda, presentase un "repertorio de peticiones y quejas" del sector al ministro de Cultura, César Antonio Molina. Úbeda criticó la liberalización del precio de los libros de texto, reclamó que se sustituyan los "insidiosos" y "obsoletos" programas de intercambio y reutilización de libros escolares por un sistema de "verdadera gratuidad", pidió la privatización del sistema de registro de libros del ISBN para evitar su descentralización autonómica y reclamó que se mantengan los cánones en concepto de propiedad intelectual sin beneficiar solo a determinadas entidades "mediáticas", en una clara alusión a la SGAE.

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